En torno a cualquier metodología o conocimiento suelen establecerse diferentes maneras de aplicarla o abordarla. En Agile ocurre algo similar. Hay quienes, a día de hoy, reclaman una vuelta a sus orígenes, limitándola al mundo del software. Pero existe otra vertiente que cree en sus posibilidades para cualquier sector. Aquí es donde se encuentra eºmergya.

Entendemos las metodologías ágiles como un marco de referencia que intentamos aplicar con sentido común en cualquier ámbito. De ello se encarga nuestros Scrum Masters. Un equipo en continua actualización de conocimientos que además se pregunta constantemente “¿Cómo podemos mejorar?”. Por ello, se cuestionan desde los aspectos más asentados de la metodología hasta las prácticas más extendidas. Es la única forma de crecer y evolucionar.

En este post vamos a contar cómo aplicamos Agile en nuestro día a día. También abordaremos aquellas cuestiones sobre las que solemos reflexionar y algunas de las conclusiones a las que nuestros Scrum Masters han llegado tras muchos años de experiencia con metodologías ágiles. 

Trabajo conjunto de Negocio y Delivery 

Una de las principales cuestiones en las que nuestros Scrum Masters lleva tiempo trabajando es cambiar la mentalidad de “proyecto” a “producto”. No se trata solo de una transición dentro de nuestra plantilla, sino también haciendo una labor pedagógica con el cliente. Nuestro modelo de negocio no se centra en la entrega de un “proyecto”, sino en el acompañamiento en la transformación digital. Para abordar esta carrera de fondo, es necesario priorizar, comenzando por los casos de uso que aportan valor. Ésta es parte de la tarea de nuestro equipo que, para ello: 

• Prioriza el product backlog con aquellas tareas que de verdad van a ofrecer valor al negocio de nuestro cliente
• Plantea un MVP (Minimum Viable Product), sobre el que iterar en base a resultados
• Establece objetivos medibles, en lugar de aquellos sujetos a subjetividad
• Define KPIs, cómo analizarlos y elabora dashboards de visualización de datos que ayuden a su seguimiento

Este cambio de mindset de proyecto a producto no sería posible si nuestros Product Owner no se acercan al negocio del cliente. Para ello es clave el apoyo de los Business Managers, ya que como personas centradas conocen al máximo las necesidades del negocio de los clientes. Es decir, no tiene sentido separar el mundo del delivery (desarrollo) y el negocio: hay que acercarlos para darle coherencia, valor y realismo a las soluciones a desarrollar. Esto permite retroalimentar ambos puntos de vista y que la solución que se cree se ajuste al máximo a la necesidad para la que nace el producto.

Esta fórmula nos permite funcionar como verdaderos partners de nuestros clientes. Podemos actuar con agilidad cuando, por circunstancias, hay que redefinir el producto, establecer nuevas prioridades o actualizar métricas e indicadores para el seguimiento de la salud del producto.

A ello también contribuye la figura de Solution Manager, un rol que incorporamos en 2021 y que supone un visión mixta del negocio y el desarrollo. Los Solution Managers son especialistas en una solución o área muy concreta (Data, Virtual Assistants, Machine Learning…) que a su vez poseen conocimientos profundos del negocio y necesidades de nuestros clientes. Por otro lado, se encargan de aplicar esa experiencia en la mejora del producto, actuando con una visión experimentada, libre del sesgo que produce el día a día. De esta forma, ayudan a evolucionar el portfolio de soluciones de la compañía actuando como bisagra de encaje entre cliente, negocio y delivery. 

Detectar las fugas de tiempo

La eficiencia es uno de los principales objetivos de la metodología Agile. Por ello, nuestros Scrum Masters combaten las “fugas de tiempo” como a un enemigo. No es fácil detectarlas: en ocasiones son tareas que se pueden automatizar; otras veces está relacionado con la organización del equipo, su nivel de madurez, claridad en la definición de roles del mismo, etc. La clave, por tanto, está en descubrir dichas fugas, analizarlas y activar las palancas necesarias a nivel de equipo para optimizar los flujos de trabajo.

Ni siquiera las prácticas más usadas están exentas de análisis: nuestra Agile Coach, Pilar, nos expone un caso: “porque los daily meetings sea la práctica ágil más usada, no significa que sea la más eficiente. En nuestro camino de mejora siempre nos andamos cuestionando hasta los principios más asentados: ¿Cuál es el objetivo de esta dinámica? ¿Sigue teniendo sentido? ¿Cómo podemos mejorarla? Son preguntas que están en nuestro día a día para ayudar a evolucionar el propio marco de trabajo de la empresa”.

En el día a día, una de esas “fugas de tiempo” se producía en el momento de activar al equipo. A la hora de comenzar un producto se solía movilizar a todos los roles involucrados en el desarrollo. Sin embargo, había dos casuísticas que hacían ineficiente esta movilización temprana:

• Si por alguna causa externa se producía un retraso, parte del equipo, incluso todo él, quedaba bloqueado.
• Para determinada tipología de soluciones, no todos los roles intervienen en cada etapa del desarrollo.

Por ello, nuestros Scrum Masters idearon un Minimum Agile Team, formado por Business Manager, Product Owner y Tech Architect que fueran iniciando el proyecto en fases tempranas, durante el inicio de discovery e inception. Y, a partir de ahí, se va incorporando el resto del equipo de desarrollo conforme va surgiendo la necesidad. 

Próximas mejoras de nuestra metodología Agile

A estas últimas mejoras pronto se añadirán otras. Nuestros Scrum Masters asistieron a la última edición de la Peopleware and Agile Management #PAM22 y vinieron cargados de nuevas ideas. “No es tanto por descubrir nuevos conocimientos como por reflexionar sobre lo que ya conocemos. Incluso se está experimentando con usar modelos antiguos bajo una filosofía ágil”, explica Pilar. 

En el punto de mira se encuentran como retos:

• Hacer más productiva la Inception
• Cuantificar lo no medible

Como hemos explicado, una de las tareas más importantes es la priorización. Una cuestión sensible en cada fase, pero más si cabe al comienzo de cada producto. Los Product Owner trabajan de manera conjunta con el cliente para ayudaros en la definición del producto que necesitan sus usuarios. Para ello es conveniente disponer de datos reales que refuercen las hipótesis que se van generando para definir el backlog del producto. Por eso, optimizar el Inception es clave para empezar con buen pie un nuevo desarrollo.

“Uno de los puntos que hemos empezado por mejorar ocurre durante la fase inicial en los Asistentes Virtuales. Para la construcción de este producto incorporamos test de usuario al finalizar cada hito desarrollado, para validar su rendimiento y usabilidad. Pero ¿qué ocurriría si durante el Inception pudiéramos simular el comportamiento que se está definiendo del asistente y lo testearamos con usuarios reales? Esto nos permite hacer un diseño más realista del producto que tenemos que construir, con feedback real de usuarios que nos ayude a validar las hipótesis de manera objetiva. Así nos basamos en datos sobre el comportamiento que tendrán los usuarios y no en la idea previa que nuestro cliente o que el propio Product Owner y equipo de desarrollo tengan sobre ello”, explica Pilar. 

Otro reto esencial para ser más eficiente en nuestro trabajo es medir lo intangible. En efecto, el trabajo en equipo no sólo se compone de tareas, también de relaciones. Y no está ejecutado por máquinas, sino por personas: con motivaciones, sesgos, sentimientos… Pero mejorar estos otros elementos que intervienen en el desempeño de nuestro trabajo es difícil si no lo podemos cuantificar: ¿Cómo se mide la motivación? ¿Y la cultura del equipo? Para este desafío, nuestros Scrum Masters está investigando sobre algunos modelos para pilotar con equipos de mayor recorrido.

Y cuando lo hagan, ¡no terminará su labor! Como grandes profesionales de Scrum que son, seguirán actualizando conocimientos, analizando y proponiendo para que nuestros equipos sean más eficientes y nuestros productos más óptimos.